Entrevista a Julieta Rada

¿Cuándo fue la primera vez que te diste cuenta que querías dedicarte a cantar?

No fue que un día tuve una revelación de que quería ser cantante. Se fue dando. Sabía que me gustaba la música y quería cantar y bailar. Me gustaba Michael Jackson, por ejemplo, y tenía un concepto muy pop de lo que quería. A los 16 años empecé a estudiar canto con Carmen Pi, me gustó y me hizo bien, así que empecé a cantar. A los 17 años estaba cantando y ya no me lo cuestioné más.

¿Nunca tuviste la inquietud de estudiar otra cosa?

Siempre me interesó el arte: cantar, bailar, también la actuación. En un momento pensé en hacer Arquitectura pero era más porque mis compañeros iban a estudiar carreras y yo era la única que me inclinaba hacia el arte. Ahí mi madre, que es psicóloga, me dijo que no estudiara una carrera porque sí. “Hacé, estudiá lo que a vos te gusta”, me dijo, y me dediqué a la música.

Estudié dos años en Buenos Aires en EMC (Escuela de Música Contemporánea), que es como un conservatorio. Como instrumento elegí piano, porque canto estudiaba aparte. Pero no estaba tan copada con la escuela. Cuando me puse de novia (con Nico Ibarburu), me vine para acá y grabé mi primer disco.

Estudié piano desde chica pero no enganché tanto. Muchos años después, en la pandemia, empecé a estudiar guitarra y aprendí un montón. Asimilé conceptos del piano que los comprendí mejor en la guitarra.

No sos la hija de cualquiera; sos la hija de Rúben Rada. Supongo que eso, como artista, tiene sus cosas buenas y malas, ¿no?

Sí. Creo que ha tenido más de bueno que de malo. Porque mi padre, además de ser para mí un referente y un ídolo, es un tipo muy generoso, muy ubicado, y siempre me dio muy para adelante, me dio mis espacios, nunca se metió en lo que yo hacía. Siempre fue muy respetuoso. Y ta, los mambos míos son mambos míos. Pero sí, al tener un padre tan productivo y querido es difícil a veces hacer cosas porque una quiere estar también al nivel. Si una se compara, es difícil. Hay rachas en que me preocupa más pero ahora estoy en un momento en que está todo bien; él es él y yo soy yo. Soy una mujer, viviendo una realidad diferente y evidentemente soy distinta a él. Claro que siempre incorporando cuestiones musicales, aprendizajes que él me enseñó, pero llevados a otro lugar.

¿Él te enseñó música conscientemente o recibiste conocimiento por estar con él?

Creo que fue más inconsciente. Porque me tocó estar en muchos lugares, ir a pruebas de sonido, a ensayos, y todo eso te va nutriendo. Aprendés de los diálogos entre los músicos y lo vas incorporando. No tengo un recuerdo de él enseñándome algo específico. Recuerdo sí alguna vez que me enseñó a escuchar los diferentes instrumentos, preguntándome si escuchaba la guitarra, el bajo, etc., pero no mucho más. Eso sí, siempre fue alguien que quería que sus hijos estudiaran. El no estudió nada. Es muy intuitivo, muy autodidacta. Él no terminó la escuela, así que es un sobreviviente. Es impresionante todo lo que ha hecho con los pocos recursos que tuvo.

¿Te abrió puertas?

Obvio. A los 17 años quería cantar y ya estaba cantando con Urbano Moraes, Nico Ibarburu, Martín Ibarburu y Gustavo Montemurro. De los mejores músicos de acá, y ese fue mi piso.

Después armé mi banda y también, tremenda banda: Nico y Martín Ibarburu, Gustavo Montemurro, Nacho Mateu, y a veces tocaba mi hermano. A veces miro para atrás y pienso que hubiera estado bueno haber empezado con una banda estilo banda de garage, vivirla más de abajo, pero se dio de esa manera y agradezco.

¿En qué momento musical estás ahora?

Actualmente estoy grabando un disco de candombe, de clásicos de candombe, que me tiene muy copada. Lo estoy produciendo con mi novio, Juan Chiavassa (baterista), y Leo Genovese hizo unos arreglos espectaculares. Leo es un pianista de Venado Tuerto que vive en Nueva York y está muy vinculado con la gente del jazz de allá.

¿Estás grabándolo allá?

Empecé allí. Las bases se grabaron en Nueva York, con Juan Chiavassa en la batería, Leo Genovese en el piano y el israelí Noam Tanzer en el bajo. El otro día grabé tambores y voces acá en Montevideo. Me queda grabar unos coros de niños.

¿Hay tambores en Estados Unidos?

Increíblemente sí. Hay una comunidad de uruguayos-argentinos que se juntan en el parque, el Prospect Park, a tocar los tambores.

¿Dónde queda?

En Brooklyn. Nueva York tiene varios parques conocidos. El mismo diseñador del Central Park, que está en Manhattan, hizo el Prospect Park que está en Brooklyn.

¿Vivís en Brooklyn?

Sí. Está bueno. Es un barrio que son todos negros y todos judíos religiosos. Es un barrio que pega conmigo porque es mi mezcla. Todavía no lo conozco del todo, pero me gusta.

¿Para qué se graba un disco hoy en día? ¿Se venden?

La verdad es que los discos no se venden pero sí se suben a las plataformas y la gente los escucha. Supuestamente el artista debería ganar algo pero es todo tan mezquino que un artista independiente como yo no gana casi nada de eso. Pero es lo que nos toca en esta era, más digital. Lo bueno es que lo puede escuchar alguien en Japón o Berlín, donde sea.

Voy a hacer el disco digital y vinilo, que tiene un mejor sonido. Porque todo lo que se sube a las redes está con comprimido y no es lo mismo. El vinilo permite otra calidad de sonido. También con el vinilo se requiere del ritual, poner el disco, sentarte a escuchar y es otra cosa, otra experiencia.

¿Vos componés pensando en un disco o vas componiendo canciones y en algún momento sentís que tenés un disco para sacar?

Creo que es más lo segundo. Voy componiendo y después las junto y saco un disco. Por lo general tienen una unidad. El disco representa una cierta etapa de tu vida.

¿Cómo componés?

Mis primeras composiciones, las de mi primer y segundo disco, fueron con Nico Ibarburu. Hicimos muchas. También las letras las hicimos juntos. En el tercero hice lo mismo pero con Leonardo Amuedo. Con Buscaglia hicimos un par de temas; uno quedó grabado. En “Bosque” yo compuse las letras.

En la pandemia no compuse mucho pero empecé a tocar la guitarra y a partir de eso empecé a componer sola algunas cosas.

¿Tus letras hablan de ti o de historias imaginarias?

En mi caso, hasta el momento, he hablado bastante sobre mí. Quiero aprender a correrme de mi burbuja. De todos modos, uno escribe con un significado pero después quienes lo escuchan a veces entienden cosas diferentes.

¿Los músicos de tu banda opinan sobre las composiciones?

No tanto sobre la composición. Opinan más sobre los arreglos.

¿Trabajás con músicos hombres porque te gusta más o porque se ha dado así?

Sucedió así y también yo me sentía cómoda trabajando con ellos, que eran muy cercanos a mí. Pero por ejemplo en mi banda en Argentina hay más mujeres. La banda tiene una guitarrista mujer, Nana, que me encanta. Tiene una energía muy especial.

¿Qué música te gusta escuchar hoy?

Escucho un poco de todo. Ahora, se ve que, como estoy en Nueva York, me pega más por escuchar música jazz. Me da por escuchar algo más antiguo. Estamos tan bombardeados por música y a veces necesitás volver a ciertas raíces musicales, que te ayuda a entender cosas. Por otro lado, en general, escucho R&B, un montón de cantantes negros, que me llegan mucho.

¿Siempre te gustó el candombe?

Sí, pero antes le tenía mucho respeto… sentía que era más de mi papá. Ahora sí me dieron ganas de hacer un disco todo de candombe. Este proyecto me tiene súper motivada. Y me brotaron más las ganas estando allá lejos. Te das cuenta de que extrañás tu tierra. Además se trata de conectar con mis raíces. El candombe siempre estuvo pero ahora siento ganas de potenciarlo, de profundizar en él.

¿Actualmente cómo está formada la banda y qué vas a presentar en el próximo show?

El 1º. de junio vamos a tocar con mi hermano, Matías, Martín Ibarburu, Nacho Mateu y Manuel Contrera y voy a presentar músicas de mis tres discos: Afrozen (2012), Corazón Diamante (2015) y Bosque (2019).

Voy a tener el gusto de contar con la presencia de dos amigas argentinas: Mía Folino, hija de Hilda Lizarazu, con quien somos muy amigas, y Abril Olivera, que la amo y tiene una música espectacular. Las dos son cantantes, tienen su vida musical, y son súper talentosas.

También van a participar Juliana y Sofía, dos niñas que conocí en el programa La Voz Kids, que van a cantar un tema conmigo.

¿Las coordenadas de esta presentación en vivo?

Las coordenadas de este toque, antes de volverme a Nueva York, son:
Jueves 1º. de junio, en Sala del Museo del Carnaval, hora: 21:00. Las entradas se encuentran en RedTickets.