HA DÚO (Hugo Fattoruso y Albana Barrocas): Música en la Ciudad

HA Dúo

HA Dúo

 

¿Cómo empezaron a hacer música juntos ustedes dos?

Hugo: Conocí a Albana aquí en casa. Ella venía a tocar un poco con Osvaldo, mi hermano, y también la vi tocar con Urbano y pude ver algo de lo que hacía ella. Muy poco pero me vinieron muchas ilusiones de hacer algo juntos porque ella tenía algo que yo no conocía a nadie que hiciera eso. Me parecía que si juntaba lo de ella con lo mío iba a salir una cosa tal cual salió. Así que así empezamos, de a poquito, a tocar algo. No teníamos ni idea. Pero bueno, todo lo que presenta Albana… Aparte de que es baterista, así, de aire, acústico, y percusionista, ella trabaja mucho con la electrónica. Me mandó unas cosas de ella por e-mail y me di cuenta de que le gustaba y que era una persona muy luchadora.

Y para vos, Albana, ¿cómo fue cuando empezaste a tocar con Hugo?

Albana: Pah, fue como abrir una puerta a otra dimensión (risas). Más allá de su carrera, su nivel, que claro por supuesto se respeta mucho, pero también por tocar con cierto tipo de gente, por manejar ciertos códigos. Yo creo que a cualquiera le pasaría. Como a mí me gusta investigar, pasar de un ambiente a otro fue muy interesante. Desde muchos puntos de vista, ya sea desde el punto de vista de tocar compases más complejos, otras melodías, manejar mejor la intensidad fuerte-suave. Un montón de cosas que por ahí conocía pero no había explorado mucho. Y arrancamos así, viendo qué ideas tenía cada uno.

De la música que resulta de la unión de los dos, ¿qué es lo que más les gusta?

Hugo: El resultado, valga la redundancia. Lo que pasa es que nosotros le ponemos mucho cariño a esto. Pero sale automáticamente. Nos encanta tocar, seguir agregando a nuestro repertorio nuevas formas e ideas, así que es una satisfacción muy grande tocar con este dúo. Para mí es fabuloso. Lo que hago con ella no lo puedo hacer con nadie más que con ella.

Es generalmente así. Si vos tenés tal trompetista en el grupo, cuando lo cambian el otro no va a ser como ese trompetista. De cualquier manera, lo que hacemos con Albana es de acá, entre ella y yo. Eso es lo que más me gusta.

¿Han tocado con el dúo en otros países?

Hugo: Hemos tocado en Argentina y en Japón. Lo que pasa es que yo viajo a Japón últimamente todos los años. Este año va a ser el décimo año consecutivo de gira del dúo Dos Orientales. Antes había estado siete otras veces pero salteado. Ahora en estos viajes a Japón ya viene Albana, entonces ahí somos tres orientales, aunque el grupo se sigue anunciando «Dos Orientales». Es con Yahiro Tomohiro, así que por eso tocamos en Japón. Ella viene, se suma. Tenemos la cuerda de tambores allá para tocar los tres. Al final de los recitales yo le canto a la audiencia, fonéticamente, una música que es como «A la rueda rueda» pero de Japón. Es una historia de un cazador que anda buscando a un oso, que quería tomar una sopa, y todos lo conocen desde que eran niñitos, pero lo tocamos con ritmo de candombe y les encanta porque es una combinación, así, bastante sorpresiva pero queda muy bien.

Y en Argentina tocamos unas cuantas veces. Fuimos también por el AGADU, que nos envió a tocar. Tocamos en Rosario, en Mar del Plata, en La Plata y en Buenos Aires unas cuantas veces.

¿Cómo los reciben allá?

Hugo: A mí me tienen mucho cariño y lo que hace el dúo es muy bien recibido. En Rosario siempre invitamos al Chivo González, un músico local, invitamos a Quique Gule, otro músico local, para hacer un par de temas con nosotros. Hubo una vez que invitamos a unos chicos que tocaban candombe. Poner invitados está bueno porque cambia todo el eje de un recital. Si, nos reciben muy bien.

¿Cómo suceden las composiciones entre los dos?

Albana: Mirá, como tenemos un espacio donde tenemos todo prácticamente enchufado y por otro lado siempre tenemos a mano un grabador, bueno, prendés y justo estaba este ritmo, y él tira una nota y como quien no quiere la cosa… tenemos como sesenta grabaciones de veinte minutos.

Hugo: Sí, muchos borradores. Es el entusiasmo. Se genera solo. Hay que saber elegir, pesquisar y practicar, pero se genera, digo yo, con la alegría que nos produce tocar. Se genera solo. Cada uno pone lo que sabe, lo que tiene. Lo que dictamina mucho el resultado final es en qué ritmo y en qué velocidad está. Si es una cosa lenta, la melodía tiene una cadencia, y viceversa… bueno, en fin… Ahí es combinar. Es lo más difícil que hay porque nosotros tocamos con 12 notas pero hay que saber combinar. Hay gente que combina genialmente.

Albana: Que combina tres y es un disparate.

Hugo: Parece la pelota de fútbol. Que la misma pelota, con la misma forma y el mismo peso y el mismo fabricante, si la patea este es distinto que cuando la patea el otro. Y bueno, esto [toca notas en el piano] es lo mismo. Y percusión más todavía… tiene una cantidad de sonidos y después la combinación. Es entusiasmo, es pasión… y bueno, estar un poco baqueano. Porque estamos encima. Es como hacer monturas de cuero. Bueno de tanto hacer monturas, te ablandás como el cuero. Te vas sobando. Tocamos mucho y de repente pasan dos semanas que nadie prende nada. A veces el día queda corto y pasan dos semanas que no tocamos una nota. Ahora, cuando prendés, es como cuando viajás y después ves a tu novio o a tu novia. Viajás dos semanas y cuando la ves… bueno. Es igual con la música, con los instrumentos.

¿Tú llevas cuántos años tocando música, Hugo?

Hugo: Si tengo 72 y medio… toco desde los 7. Ya tendría que saber… (risas).

¿Qué pasa para que la música te siga apasionando como te apasiona?

Hugo: Es la fuerza de la música y a mí me agrada y me seduce… Hay gente a la que le pasa eso con álgebra. Yo no puedo ni agarrar un lápiz para hacer una cuenta. Hay otra gente a la que le pasa lo mismo con el teatro. En fin, es la pasión que producen en este caso las notas. Locura sin locura. Es automático. Desde niños.

En esta casa mis padres escuchaban música todo el tiempo, de todo tipo. Es como un entorno que sí se metió adentro. Mi padre iba a jugar al fútbol y yo nunca jugué al fútbol. Ese entorno no pero la música sí.

¿Y vos, Albana?

Albana: Bueno, más o menos lo mismo. A mi madre siempre le gustó mucho la música. Ella toca mucho la flauta. En casa siempre hubo un piano a disposición, también un teclado… Formalmente arranqué a estudiar a los 8 años, en la escuela pública Nº 310 y ahí hice cuatro años. Estudié piano, canto, rítmica, etc. Eso me dio una idea general. Casi enseguida de terminar comencé con batería. Mi hermano escuchaba El Dorado, X FM, le tiraba un poquito lo alternativo. Sus amigos también tocaban la guitarra y ahí yo me colgué.

¿Con quiénes estudiaste batería?

Albana: Arranqué sola. Ponía cassettes, play y todos los días dale, dale, dale. Así arranqué. Me sirvió un poco hasta que llegó un momento en que sentía que no avanzaba. Ahí arranqué con Irvin Carballo. Me sirvió pila como para repasar lo que había aprendido en la escuela de música y bueno, cómo leer batería en partitura, cómo tocar, los palos, montón de detalles que me quedaron grabados. Fui un tiempo con él y después seguí sola. Mi segundo profesor fue Farrugia. Hice lo mismo, estudié dos o tres años y después seguí sola. Y después con Osvaldo, también, unos años, y después lo último que hice como estudio fue con Coby Costa, percusión. Yo tenía alguna idea pero cuando empecé a tocar con Hugo era más preciso. Y yo personalmente sentía esa responsabilidad… de que si estoy al lado de alguien que tiene un trayecto y una carrera, por más simple el ritmo que haga, por ej., en un tambor piano, tengo que hacerlo bien. Y me gusta hacerlo bien. Aunque sea básico lo que toco, pero tocarlo bien.

¿Es cierto que Herbie Hancock te presentó la práctica del Budismo, Hugo?

Hugo: Sí. Conocí a estos dos músicos, que yo admiraba mucho. Herbie Hancock y Wayne Shorter… yo tenía un leve contacto en Los Ángeles. Me llamó la atención porque los considero unos músicos… Si bien hay miles, y conozco miles que no practican nada, no tiene nada que ver con esto. Pero ellos sí me llamaron la atención porque son fervientes practicantes de esta filosofía. Se trata de leer lo que dice el fundador de este budismo y practicarlo de determinada manera… las oraciones. Es eso.

¿Y lo seguiste practicando en tu día a día?

Hugo:

¿Meditas?

Hugo: No es meditación. Es acción.

¿Me darías un ejemplo de cómo sería esa acción?

Hugo: La acción es todo. Desde cómo ponés la sábana, la puerta de tu casa, el huevo duro, el huevo frito, es todo.

¿Y cómo tocás?

Hugo: Ahhhh. (Risas). Toco como Hugo.

¿Pero te influyó?

Hugo: Pienso que sí. Mudó mi vida. A estas palabras las dicen muchos con diferentes caminos, con diferentes opciones. Dicen: «mudó mi vida». Bueno este budismo mudó mi vida.

¿Cómo se llama?

Hugo: El fundador es Nichiren Daishonin.

Porque uno te ve y sospecha que algún secreto tenés.

Hugo: ¿Te parece? Pero no sé si es por esto.

Si no fuera por esto, ¿por qué sería?

Hugo: Suerte genética. Pero bueno, la diferencia entre una persona que está dormida y la que está despierta es que la que está dormida nunca escuchó sobre budismo. La que está despierta sí. Pero esa persona que está despierta está dormida comparada con el Buda. Son tres estados. Así que en la práctica es una fuerza de vida. Por la filosofía de este señor que fundó este camino. Si hay 8.000 sutras u 80.000 sutras (como no se sabe, se dice 8.000 u 80.000)… Cada sutra genera una tendencia. No es una secta, pero son seguidores. Cada sutra fue escrito por el Buda. Pero ¿qué pasa? Este señor, que vivió entre 1222 y 1282, descubre que, y establece (y ahí es donde se armó el lío) que el Lotus Sutra es la enseñanza esencial y que todos los otros sutras son enseñanzas preparatorias. Ahí se armó el lío. Porque los otros sacerdotes lo exilaron, le querían cortar la cabeza. Hay sutras que dicen “vos durante diez mil años no podés comer”… para depurarte, qué sé yo, y él dijo «No, pero miren lo que dice el Sutra del Loto. Es el rey de los sutras porque dice que toda persona tiene el estado de Buda adentro y entonces al recitar esto, el estado de Buda aflora de la persona”.

Mirá, se me pone la piel de gallina. Yo no hablo de esto nunca a menos que alguien traiga el tema. Ahora apenas hablé de tres puntitos.

Sí, tampoco yo quería preguntarte mucho más. Muchas gracias.

Albana: ¿Vos también tenés tu búsqueda espiritual?

Albana: Mirá, antes dedicaba más tiempo y leía, leía mucho. Buscaba mucha información y leía de todo, de todo. Leía mucho a los hermetistas y las enseñanzas del Kybalión. El Kybalión es un libro que tiene algo así como dos mil años… que fue escrito por un grupo anónimo autodenominado “Los Tres Iniciados”, en base a siete principios que generan el universo, y tiene todo un punto de vista. He leído otras cosas. Por supuesto que con Hugo hemos hablado mucho de Budismo también. Pero en cuanto a mis lecturas, en un momento me di cuenta de que leía pero no entendía esas lecturas como tendría que entenderlas. Entonces dije «bueno, los dejo ahí, y cuando yo sienta que los pueda entender, ahí los agarraré y leeré, y entenderé mejor». Claro que me quedaron montón de cosas de esas lecturas y de hablar con él de budismo. Y bueno, es como que uno termina sacando sus conclusiones y lo aplica a todo, a su vida, al día a día y, por qué no, a la música. No soy de ninguna doctrina, de ninguna religión. Pero me ha cambiado el punto de vista lo que he visto hasta el momento. Me ha servido y me sirve.

Cambiando de tema, ¿cuál es la idea detrás de estos toques que van a hacer en las plazas?

Hugo: Queremos que nos vean. Queremos tocar. Me paspa organizar una sala porque nuestro nombre tiene prestigio pero no va mucha gente. Tenés que ir a las radios, a los medios, pedir en los canales… y después van cien.  Yo no llevo gente. Mi nombre, mi apellido es conocido pero nadie sabe lo que hago. Pero bueno, con este dúo le pedimos una ayuda mínima a MMG: para cubrir costos de tres utileros, porque hay toda una movida grande. A pesar de que somos dos músicos, llevamos una cantidad de cosas. También a la plaza hay que dejarla limpita. Nos van ayudar pero nosotros vamos a meter el lomo. Ahora… lo que trabajó Albana para conseguir los permisos de la intendencia, de bomberos, etc. no tiene nombre. Te piden que lleves Policía, baño, arreglar la bajada de UTE…

Albana: Es mortal porque hace tres meses que empezamos con los trámites para hacer las cosas con tiempo y recién hoy a las dos de la tarde me dijeron: «Sí, las bajadas de Malvín y de Colón están prontas». ¡Y empezamos mañana!

Pero bueno, la idea es salir de la propuesta convencional de siempre. Esta propuesta es tocar en un barrio para que la gente que pasa se acerque y quizás le gusta, y quizás se compra el disco. Y así puede conocerte gente que no te conocía. La idea es hacernos conocer, porque no nos pasan en la radio, para tocar es complejo, etc.

Hugo: La idea es musicalizar la ciudad en cualquier punto. Lo que pasa es que da tanto laburo que te dejen tocar. Yo tocaría todos los fines de semana que no tengo otro toque. Si se pudiera armar así nomás, me pongo a tocar en cualquier esquina, en cualquier plaza. Musicalizar la ciudad.

Y tocamos sin pasar el sombrero. Si quieren comprar el disco, bien. Pero el toque es gratis.

¿Cuándo y dónde tocan?

Sábado 2 de abril en Plaza de los Olímpicos (Malvín)

Domingo 3 de abril en Plaza Vidiella, Colón (si llueve, miércoles 6)

Lunes 4 de abril en Terminal Goes (si llueve, jueves 7)

Sábado 9 de abril en Plaza Seregni, Cordón (si llueve, martes 12)

Domingo 10 de abril en Espacio Barradas de Museo de Blanes, Prado.

La fecha en Plaza Libertad, Centro está a confirmarse. Iba a ser el 8 pero se canceló por una manifestación.

 

 

Foto 2

 

Entrevista hecha para COOLTIVARTE.

Entrevistadora: Patricia Schiavone